La falta de una estrategia de transformación digital, no destinar suficiente financiación, empleados poco formados o una escasa cultura sobre este nuevo ámbito empresarial son algunos de los motivos del bajo desarrollo en este campo
La digitalización es un hecho que se ha vuelto irreversible y que inevitablemente está cambiando la forma de enfocar y desarrollar todo tipo de negocios, hasta convertirse en la mayoría de los casos en el principar motor de diferenciación entre las empresas, a la vez que repercute de forma significativa en su crecimiento, rentabilidad y perdurabilidad. La reconversión que supone, dentro del ámbito de las pymes andaluzas, es uno de los fenómenos más importantes a los que estas tienen que someterse. Pero todavía son muchas las que observan desde la barrera sin atreverse a sumergirse en este nuevo territorio de digitalización y dependencia tecnológica.
En el caso de las empresas malagueñas, según datos ofrecidos por la Asociación de Jóvenes Empresarios de Málaga (AJE), aunque esta transformación tiene cada vez mayor relevancia, todavía el 75% de ellas no están preparadas para afrontarla, debido a la falta de formación de los empleados, a una escasa cultura digital o a la financiación. En este ámbito de desarrollo no todas avanzan de igual forma ni dan la misma importancia a las herramientas que contribuyen a la tan sonada digitalización.
En concreto en Málaga en torno al 75% de las empresas implicadas en el cambio ya tiene presencia en Internet mediante una página web corporativa, pero sólo un 20% utiliza las redes sociales como canal de atracción y fidelización de clientes de manera profesional. «Solo una de cada cuatro pymes dispone de un CRM para organizar y gestionar las relaciones con sus clientes y colaboradores. En las asesorías y despachos profesionales este porcentaje se reduce hasta el 20% y es uno de los sectores que más fortalecidos pueden salir gracias a la robotización de los procesos internos, aunque son más conservadores a la hora de abordar su transformación digital, debido en parte a ser un sector muy tradicional», afirma Ricardo Nandwani, presidente de AJE Málaga.
Paradigma
De forma generalizada, la digitalización supone un nuevo paradigma de negocio en el que las preguntas sobre cómo actuar, qué estrategia aplicar o si realmente será beneficioso para la empresa son algunas de las que se ponen sobre la mesa junto con la ambigüedad y la incertidumbre del qué pasará antes de dar el paso hacia esta nueva fase. A pesar de esta situación, el entramado empresarial andaluz es consciente de las nuevas exigencias del mercado actual, lo que ratifica el estudio sobre transformación digital realizado por Cesur, en el que el 72,5 por ciento de las empresas cree que es absolutamente necesaria la evolución digital dentro de su organización.
A pesar de que se reconozca la necesidad de este cambio para ser competitivo y conseguir el desarrollo y la supervivencia del negocio, según este diagnóstico la realidad es que más del 50% de las empresas encuestadas no tienen definida ninguna estrategia de digitalización, la principal barrera para convertirse en una empresa 4.0. Se trata de un proceso lento, que se encuentra en pleno asentamiento y que en mucho de los casos todavía no se encuentra formalizado, debido a esta falta de estrategia por muchas de las pymes y empresas andaluzas.
Aun así, hay estudios como el publicado esta semana por el Observatorio de Trasformación Digital de Bankia, Indicex,que revela que las pymes de Andalucía han comenzado el camino hacia la digitalización y están inmersas en el proceso de cambio, al tiempo que destinan recursos a potenciar el rendimiento digital. Como consecuencia, el 77,5% de las empresas analizadas han mejorado su estrategia digital y una de cada ocho pymes ha logrado ser competitiva.
¿En qué consiste?
En un contexto marcado por la rapidez con la que se producen los cambios, la falta de estabilidad y la aparición de nuevas tecnologías que han abierto de golpe un mundo de posibilidades de mejora, la transformación digital supone la adaptación de todo el esqueleto de la empresa a la tecnología digital. Un proceso con el que reorganizar todos los métodos de trabajo para obtener más beneficios gracias a la implementación de las nuevas tecnologías.
Sumergirse en ellas supone aplicar las innovaciones digitales a la búsqueda y aprovechamiento de oportunidades que antes no se incluían, y al mismo tiempo implica la creación de un perfil competitivo, rápido y flexible a los cambios. Dar el paso a esta nueva revolución 4.0 implica que la empresa sufra una metamorfosis,con una nueva cultura organizativa en la que no sólo se transforme la empresa, sino que los trabajadores también estén al día de las novedades digitales para que la aplicación de una estrategia de cambio sea lo más eficaz posible. En definitiva, es un reto para todas las pymes y organizaciones que quieran tener un sitio en el mercado actual y futuro. Saber aprovechar al máximo las oportunidades de la transformación digital conlleva muchos beneficios tanto en relación con la funcionalidad, organización y gestión de la empresa, como con la mejora en la relación con el cliente, la imagen interna y externa, y por supuesto, con respecto a las ganancias.